Fido

En un mundo terrenal que recuerda a la década de 1950, un manto de radiación espacial ha envuelto el planeta, transformando a los muertos en zombis sedientos de carne humana viva. En medio de esta peligrosa nueva realidad, una empresa llamada Zomcon ha encontrado la manera de controlar a la población zombie. Los zombis pueden ser temporalmente neutralizados al ser disparados, pero solo se les puede eliminar de forma permanente destruyendo su cerebro. Los métodos de eliminación definitiva incluyen la cremación o el entierro, este último requiriendo la decapitación con la cabeza sepultada por separado del cuerpo. Para complicar aún más las cosas, Zomcon ha creado un collar de domesticación que, al activarse y colocarse en un zombi, permite controlarlo, convirtiéndolo en un integrante productivo y obediente de la sociedad.

En este mundo distópico, los muertos son considerados automáticamente zombis, lo que provoca que la vejez sea vista con desconfianza y desaprobación. Todos, desde niños hasta adultos, deben aprender a usar armas para protegerse. Zomcon se convierte, entonces, en la organización más destacada en todos los asuntos relacionados con los zombis.

En el pueblo de Willard, encontramos a la familia Robinson: el padre Bill, la madre Helen y su hijo adolescente Timmy. A diferencia de muchos, esta familia no tiene un zombi como mascota, ya que Bill vive aterrorizado por ellos. Su miedo proviene de un trauma infantil en el que tuvo que disparar a su propio padre zombi, quien intentó devorarlo. Esta experiencia lo ha llevado a desarrollar una obsesión por los funerales, donde puede presenciar la «eliminación» definitiva de la amenaza zombi. Sin embargo, la llegada de Jonathan Bottoms, el nuevo y estricto jefe de seguridad de Zomcon en Willard, agita la situación, presionando a Helen a considerar adquirir un zombi.

Timmy, un niño solitario y víctima de abusos, se muestra reacio al principio hacia la idea de tener un zombi en casa. Sin embargo, su vida cambia cuando hace amistad con un zombi que comienza a llamar Fido. Al tratar a Fido con la misma devoción que se le tendría a un perro fiel, Timmy encuentra un compañero leal que lo protege y le brinda la amistad que tanto anhela. Aunque Fido se ve involucrado en una serie de incidentes desafortunados que desencadenan una ola de zombis descontrolados, la lealtad del zombi hacia Timmy es inquebrantable.

Mientras tanto, la relación entre Fido y Helen comienza a tomar forma, ya que Bill se distancia emocionalmente, temiendo el cariño humano debido a su propio pasado. La conexión entre los tres personajes muestra una exploración conmovedora de la compasión, la familia y la posibilidad de que no todos los zombis son una amenaza, incluso sin su collar de domesticación. A medida que la historia avanza, Fido emerge como un símbolo de aceptación y amor inesperado en un mundo que ha aprendido a temer lo desconocido.