Metrópolis

En una ciudad futurista severamente dividida entre la clase trabajadora y los planificadores urbanos, el hijo del maestro de la ciudad se enamora de una joven profeta de la clase trabajadora que predice la llegada de un salvador que mediará entre sus diferencias.

En un futuro no muy lejano, la ciudad de Metropolis es el hogar de una sociedad utópica donde sus residentes adinerados viven una vida despreocupada y llena de lujos. Uno de ellos es Freder Fredersen, un joven que disfruta de los placeres de la vida en la superficie. Sin embargo, su mundo perfecto se ve sacudido el día en que ve a una hermosa mujer rodeada de un grupo de niños. Intrigado, decide seguirla, solo para descubrir con horror un mundo subterráneo donde los trabajadores, hombres y mujeres, luchan y sufren en condiciones inhumanas para mantener el funcionamiento de la maquinaria que sostiene la opulenta vida en la superficie.

Freder se entera de que la mujer que lo cautivó se llama María. Ella es una figura inspiradora que aboga por la unión de los «manos» –los trabajadores– con la «cabeza» –los que detentan el poder en la parte superior– mediante un mediador que actúe como el “corazón” de ambos. Convencido de que debe ayudar a los oprimidos en su lucha por una vida mejor, Freder se une a María y a sus seguidores en su misión de promover la justicia social.

No obstante, el padre de Freder, John Fredersen, quien es el fundador y gobernante absoluto de Metropolis, descubre el activismo de su hijo y la influencia de María. En su afán por mantener el control, John forma una alianza con Rotwang, un antiguo colaborador e inventor, cuya lealtad es incierta y tiene sus propios planes oscuros. Juntos traman un complot para aplastar un levantamiento inminente, poniendo a María en el centro de su estrategia.

Mientras tanto, la relación entre Freder y María se fortalece, simbolizando una esperanza en medio de la desesperación de la clase trabajadora. Con los acontecimientos escalando hacia el caos, la tensión entre las clases sociales crece, y Freder se convierte en el símbolo de la resistencia. La historia ahonda en temas de poder, sacrificio y la búsqueda de redención, presentando una lucha épica entre el opulento futuro que han creado los poderosos y la cruda realidad de aquellos que sostienen ese mundo en sus hombros. En medio de un paisaje distópico, se plantea la pregunta eterna: ¿podrá el amor verdadero ser el puente entre dos mundos tan dispares?