Soy un cyborg, pero está bien

Una joven que cree ser un cyborg de combate ingresa en un hospital psiquiátrico, donde se encuentra con otras personas que enfrentan sus propias luchas mentales. A medida que navega por los turbulentos y a menudo surrealistas momentos de su estadía, se va enamorando de un hombre que está convencido de que tiene la habilidad de robar las almas de otros.

La protagonista, Young-goon, es una chica que trabaja creando radios y que lucha contra la realidad, escuchando voces y lastimándose a sí misma en su trabajo. Su familia tiene una historia peculiar: es la nieta de una abuela que pensaba que era un ratón, y utiliza las dentaduras postizas de su abuela, lo que añade una capa de humor oscuro a su situación. Además, su madre, una carnicera con poca capacidad para socializar, teje un fondo familiar que complica aún más su mundo.

Al llegar al hospital psiquiátrico, Young-goon se convierte en el centro de atención de Il-sun, un paciente que, a diferencia de todos los demás, dedica su tiempo a jugar al ping-pong y a observar la vida a su alrededor. La misión de Il-sun se convierte en ayudar a Young-goon a encontrar la motivación para comer, un desafío que se transforma en un viaje emocional tanto para él como para ella. A través de pequeños gestos de bondad, inicia un tipo de relación que profundiza en las vulnerabilidades y esperanzas de ambos, desafiando los limites de la locura y la cordura.

Mientras Young-goon lidia con sus luchas internas y el ambiente surrealista del hospital, se desata una exploración profunda de lo que significa ser humano en medio de la locura. El vínculo que se forma entre ella y Il-sun abre la puerta a preguntas sobre la identidad, la empatía y la lucha por la salud mental. El camino hacia el entendimiento y la aceptación de sí misma resulta ser tan complejo como conmovedor.

Juntos, estos personajes navegan por un mundo donde la línea entre la locura y la realidad se difumina, explorando los ángeles y demonios de su psique. A través de su conexión, se enfrentan a la posibilidad de redención y amor, mientras luchan por encontrar su lugar en un mundo que a menudo parece abarrotado de caos y desolación. La historia de Young-goon es una mezcla de fantasía y realidad, que invita a los espectadores a reflexionar sobre la fragilidad de la mente humana y el poder de las conexiones humanas genuinas en el viaje hacia la sanidad.