Hotel Rwanda

Paul Rusesabagina, un administrador de hotel, alberga a más de mil refugiados tutsis durante su lucha contra la milicia hutu en Ruanda, África. En 1994, la clasificación de la población nativa en hutus y tutsis, arbitrariamente establecida por los belgas coloniales, está profundamente arraigada en la mentalidad ruandesa a pesar de la independencia del país. A pesar de que los belgas elevaron a los tutsis a una posición privilegiada durante la colonización, al obtener la independencia, pusieron a los hutus mayoritarios en el poder. Paul, un hutu casado con una tutsi, Tatiana Rusesabagina, es el gerente del Hotel Des Milles Collines en Kigali. Este hotel, propiedad de Sabena (la aerolínea nacional de Bélgica), es un establecimiento de cuatro estrellas que atiende principalmente a occidentales adinerados.

Paul, quien ha aprendido a mover los hilos del sistema para gestionar el hotel de manera eficaz tanto para sus huéspedes como para Sabena, se siente orgulloso de que la mayoría de los caucásicos que conoce en su capacidad profesional lo traten con respeto. Sin embargo, la relativa calma entre los guerrilleros tutsis y la milicia hutu respaldada por el gobierno se quiebra tras un incidente específico. Paul supone que la población nativa, en su totalidad, que no está directamente involucrada en el conflicto, será protegida por las fuerzas de paz de la ONU y que el mundo está observando. Pero esta expectativa se desmorona cuando Occidente decide evacuar en gran medida a sus ciudadanos de Ruanda y abandona a los nativos a su suerte.

Así comienza lo que se convertirá en un genocidio de la población tutsi. Paul logra llevar a su familia inmediata al hotel, que aún es visto como un lugar de refugio, y deberá utilizar todas las habilidades que ha aprendido en la gestión del hotel para mantener a salvo a su familia y a cualquier otro que busque refugio allí, independientemente de su origen étnico. En medio de este caos, el coronel Oliver, un canadiense a cargo de las fuerzas de paz de la ONU, y Pat Archer de la Cruz Roja, hacen todo lo posible para ayudar a Paul y llevar a la gente a un lugar seguro, primero al hotel y luego fuera del país. Mientras tanto, periodistas de campo, como el fotógrafo Jack Daglish, luchan por traer la realidad del genocidio de vuelta a los medios globales, intentando despertar de nuevo la conciencia del mundo sobre la tragedia que está ocurriendo. La resistencia de Paul y su inquebrantable determinación de salvar vidas, incluso en las condiciones más desesperadas, se convierte en un poderoso testimonio de la humanidad en medio de la brutalidad.