El fundadora

La historia de Ray Kroc, un vendedor que convirtió el innovador restaurante de comida rápida de dos hermanos, McDonald’s, en el negocio de restauración más grande del mundo, gracias a una combinación de ambición, perseverancia y una falta de escrúpulos.

En 1954, tras haber trabajado como vendedor durante la mayor parte de su vida adulta, Ray Kroc se presenta como un hustler en todos los sentidos de la palabra. Esta forma de ser lo ha convertido en blanco de burlas en ciertos círculos, donde se le critica por vender productos que, aunque peculiares, no resultan realmente útiles. Sin embargo, su tenacidad le ha permitido proporcionar un techo más que cómodo en Arlington Heights, Illinois, para él y su esposa Ethel. Pero Ethel anhela que Ray dedique tanta energía a su vida familiar como la que emplea en sus ventas; su trabajo actual, vendiendo máquinas de malteadas para Prince Castle, lo mantiene constantemente en la carretera, saltando de un restaurante de comida rápida a otro. Tras experimentar las deficiencias del servicio y la calidad de la comida en esos lugares, queda cautivado por el modelo de McDonald’s, ubicado en San Bernardino, California, y dirigido por los hermanos Richard y Maurice McDonald, conocidos como Dick y Mac.

A diferencia de la mayoría de sus clientes, que solo necesitan una máquina de malteadas, los hermanos McDonald adquieren ocho unidades para su restaurante. Con la iniciativa de Dick, han rediseñado el concepto de restaurante de comida rápida, enfocándose en la calidad a través de un menú reducido que incluye solo los artículos más populares: hamburguesas, papas fritas y refrescos. También priorizan la consistencia en el producto, para que los clientes sepan exactamente qué esperar, y cambian su mercado objetivo, pasando de jóvenes despreocupados a familias. Quizás lo más importante de todo, establecen un sistema que permite que cualquier pedido esté listo en cuestión de segundos, utilizando una producción estilo línea de ensamblaje.

Habiendo intentado franquiciar en el pasado sin éxito, los hermanos McDonald, a pesar de considerar a Ray algo excéntrico, entran un tanto a regañadientes en un contrato con él para que sea su encargado de franquicias. La experiencia de Ray en este rol no está exenta de problemas, especialmente cuando se da cuenta de que sus franquiciados parecieran ganar más dinero que él, quien apenas logra cubrir sus gastos. Ray no tiene reparo en adoptar ideas que no son de su autoría en su búsqueda de avanzar, percibiendo a los hermanos como el mayor obstáculo en su camino hacia el éxito, ya que piensa que ellos tienen una visión limitada. Estas diferencias provocan un tira y afloja entre Ray y los hermanos, con Ray persiguiendo un objetivo financiero que parece eclipsar cualquier otra consideración en su relación comercial.