Siempre quise ser un gánster

Narrada en cuatro viñetas, esta comedia existencial relata las peripecias de cuatro criminales en ciernes que esperan mejorar su situación, pero descubren que quizás no tengan lo que se necesita para llevar una vida delictiva.

En una típica cafetería de carretera, Gino, un ladrón armado, entra de manera discreta, aunque su situación es inusitada: ¡no tiene un brazo! Su intento de asalto es un verdadero desastre, ya que la atractiva camarera no se lo permite. Con su torpeza y falta de planificación, Gino se convierte en una figura casi tragicómica, recordándonos que los sueños de grandeza a menudo se ven frustrados por las simples realidades de la vida.

Mientras tanto, entran en escena dos secuestradores amateur que deciden tomar como rehén a una adinerada adolescente. Sin embargo, su víctima resulta ser más astuta de lo que imaginaban, y su plan se desmorona rápidamente. A medida que la historia avanza, se revelan los desafíos de la inexperiencia y la falta de preparación, dejando claro que el crimen no es un juego para principiantes.

En la misma cafetería, dos cantantes se topan por casualidad y entablan una conversación que gira en torno a una canción robada y una mujer también sustraída. Este encuentro fortuito no solo nos ofrece un vistazo a sus frustraciones artísticas, sino que también actúa como un espejo de sus anhelos y decepciones. La profundidad de sus personajes se desarrolla a través de la interacción, destacando la naturaleza efímera del éxito y el deseo.

Finalmente, cinco ancianos ladrones, ahora jubilados, se reúnen en el mismo lugar que solía ser su escondite y ponen en marcha un último plan para un atraco. Esta reunión nostálgica es un homenaje a su juventud, pero también a la universal inevitabilidad del paso del tiempo. A lo largo de sus charlas y recuerdos, los personajes reflexionan sobre sus pasados, las decisiones que tomaron y las relaciones que formaron. La comedia se desenvuelve a través de sus intentos de robarse entre ellos, creando un caos hilarante que aunque ficticio, resuena en la realidad de muchos.

Al final, tras múltiples intentos por robarse entre sí, los personajes se ven atrapados en sus propias travesuras y terminan huyendo juntos, dejando atrás sus sueños de criminalidad, pero llevándose consigo la esencia de lo que significa ser humano: la lucha, la amistad y la búsqueda de algo más en la vida.