Harold y Maude

Joven, rico y obsesionado con la muerte, Harold descubre que su vida cambia para siempre cuando conoce a la vivaz septuagenaria Maude en un funeral. Harold Chasen, un joven adulto que ha elegido vivir en soledad y sin amigos, se siente atraído por la muerte. Esta fascinación se convierte en una suerte de juego macabro en el que organiza sus propios suicidios ficticios, conduce un coche fúnebre y asiste a funerales, incluso de personas desconocidas, todo para la indignación de su madre adinerada y exasperada con quien vive. La señora Chasen está decidida a que Harold lleve una vida «normal», incluso lo envía a terapia para tratar sus problemas y contrata un servicio de citas por ordenador para encontrarle una novia.

En uno de los funerales, Harold se cruza con Maude, una mujer que está a punto de cumplir 80 años y que, al igual que él, asiste a funerales de extraños. Sin embargo, a diferencia de Harold, Maude es una ferviente defensora de la vida. Disfruta cada instante de su existencia y hace lo que le plazca sin preocuparse de lo que piensen los demás. Para ella, lo material no tiene importancia, ya que no puede llevarse sus posesiones al más allá. Prefiere acumular experiencias, muchas veces robando lo que necesita para poder vivir momentos significativos.

Con el tiempo, la amistad entre Harold y Maude se basa en cómo cada uno puede ayudar al otro a satisfacer sus propias prioridades. Pero a medida que Maude le enseña a Harold lo que significa realmente vivir, él se enamora de ella. La conexión que desarrollan es intensa y significativa, aunque desde el inicio se enfrenta a un límite temporal, ya que Maude, a su edad, tiene una esencia efímera. A medida que su relación va floreciendo, Maude no solo le muestra a Harold cómo vivir bien, sino también cómo aceptar la muerte como parte de la vida, llevándolo a una profunda transformación personal.

El viaje de Harold con Maude es una exploración única de cómo la amistad intergeneracional puede desafiar las convenciones sociales y añadir un sentido de propósito y alegría a la vida, incluso en los momentos más oscuros. A través de sus interacciones, ambos personajes se embarcan en una travesía que saca a relucir temas de la aceptación, el amor y la inevitabilidad de la muerte, ofreciendo al espectador una reflexión conmovedora sobre la vida misma.