Érase una vez una estrella

En 1970, un grupo de proyección de cine enfrenta numerosos obstáculos mientras emprende un viaje a través de Tailandia con el propósito de llevar entretenimiento a audiencias ansiosas mediante la interpretación en vivo de sus películas favoritas. En un período donde la cultura del cine está en pleno auge, la tropa se convierte en un símbolo de esperanza y alegría en un país que comienza a experimentar cambios profundos.

La historia gira en torno a un apasionado director llamado Chai, quien lidera un talentoso elenco de actores y técnicos que convierten cada proyección en una experiencia única. La tropa no solo se dedica a doblar diálogos, sino que también incorpora elementos de comedia y drama que transforman las películas en vivas representaciones que conectan profundamente con el público. Sin embargo, la travesía no es sencilla; cada parada presenta nuevos desafíos, desde problemas logísticos hasta la resistencia de comunidades que ven el cine como un entretenimiento extranjero.

A medida que avanzan en su recorrido, los personajes se ven obligados a confrontar sus propias luchas internas. La joven actriz, Nisa, quien sueña con el estrellato, comienza a cuestionar el valor del arte y su sacrificio por una vida en el escenario, mientras que el técnico, Somchai, lucha con su familia, que no apoya su elección de vida. Entre risas y lágrimas, descubren que el verdadero poder del cine radica no solo en contar historias, sino en revelar verdades sobre uno mismo y sobre la sociedad.

Las presentaciones se convierten en un punto de encuentro para comunidades que, a menudo, están aisladas entre sí. A través de su esfuerzo por llevar el cine a lugares remotos, la tropa propicia la unión y la celebración de la cultura local. Sus actuaciones en vivo también reflejan temas de identidad y pertenencia, resonando con las vivencias de quienes los ven.

La tensión aumenta cuando la tropa se enfrenta a un censura gubernamental cada vez más intensa, que intenta silenciar voces y controlar la narrativa. Sin embargo, su pasión por el cine no se detiene. A medida que se acercan al final de su gira, se sienten inspirados a seguir desafiando las normas y buscar la verdad a través del arte, creando un legado que perdurará en la memoria de la audiencia. La historia se despliega como un canto a la resiliencia, la creatividad y el poder transformador del cine, dejando una huella indeleble en el corazón de todos aquellos que tienen la oportunidad de experimentar su viaje.