4 meses, 3 semanas y 2 días

En una Rumania marcada por las sombras de la dictadura comunista de Ceaușescu en 1987, donde la opresión gubernamental se siente en cada aspecto de la vida cotidiana, una joven debe tomar decisiones desgarradoras en medio de un régimen que castiga con severidad la libertad personal. Gabita, interpretada por Laura Vasliu, enfrenta una realidad aterradora: está casi cinco meses en un embarazo no deseado, una situación que se convierte en una pesadilla en un país donde el control de la natalidad es ilegal y el aborto es considerado un crimen que puede resultar en una condena a muerte. En su desesperación silenciosa, Gabita recurre a Otilia, su amiga y compañera de cuarto, interpretada magistralmente por Anamaria Marinca, para que la ayude a gestionar una interrupción del embarazo clandestina.

La relación entre Gabita y Otilia se presenta como un faro de solidaridad en tiempos de angustia. Mientras Gabita lucha con sus emociones y el peso de su situación, Otilia trata de mantener la calma, actuando como un pilar de apoyo en un mundo que parece estar en contra de ellas. Sin embargo, el camino hacia la ilegalidad es todo menos simple. Las circunstancias desafortunadas obligan a las dos mujeres a buscar la ayuda de Bebe, un médico de abortos clandestinos, interpretado por Vlad Ivanov, cuya presencia añade una tensión palpable a la narrativa. Bebe no es un héroe; su figura se convierte en un símbolo de la deshumanización y la desesperación que enfrenta la sociedad rumana de la época.

A medida que avanza la historia, se despliegan temas de amistad, traición y la lucha por la autonomía corporal en un ambiente de totalitarismo. La angustia de Gabita se convierte en un reflejo de las experiencias de muchas mujeres en situaciones similares, y la valiente decisión de Otilia de ayudarla se enfrenta a complejidades morales, que reflejan las sutiles pero profundas luchas de las mujeres en una sociedad represiva. La narrativa oscura y penetrante actúa como una crítica socio-política al horror y la impotencia que los ciudadanos enfrentaban a diario, mientras el régimen sometía sus cuerpos y decisiones a control absoluto. En este tenso contexto, la historia de Gabita y Otilia resuena, dejando al espectador reflexionando sobre la libertad, el amor y el sacrificio en tiempos de opresión.