El CEO

Un grupo de ejecutivos de una prominente empresa de telecomunicaciones se embarca en un retiro corporativo con el objetivo de seleccionar a su nuevo CEO. La atmósfera parece ser de camaradería y competitividad, como en toda reunión de altos mandos, pero pronto se tornará un juego mortal.

La historia sigue a varios personajes intrigantes. Entre ellos, está Laura, una ambiciosa y astuta directora de marketing que considera este retiro como su oportunidad de brillar. Su rivalidad con José, el director financiero con un pasado turbio y una mente maestra para los números, añade un aire de tensión a la narrativa, mientras cada uno comienza a desvelar sus verdaderas intenciones. Juntos, forman un tenso triángulo con Miguel, el súbdito leal y el brazo derecho del actual CEO, quien tiene sus propios planes de alcanzar el poder.

A medida que los ejecutivos se sumergen en actividades aparentemente inocentes, como sesiones de brainstorming y dinámicas de grupo, las cosas rápidamente se tornan oscuras. Un misterioso giro en la trama transforma lo que se había anticipado como un retiro de trabajo en un verdadero campo de batalla, donde la traición y la estrategia se convierten en imperativos para la supervivencia. Las reglas del juego cambian cuando son despojados de sus comodidades, confinados en una instalación remota, lejos de la tecnología y el confort de la vida urbana.

Los personajes se ven obligados a confrontar no solo su ambición, sino también su moralidad, en un entorno donde la traición puede surgir de aquellos en quienes más confían. Ahí es donde la farsa del liderazgo se revela: ¿quién está dispuesto a cruzar la línea entre el éxito profesional y la ética personal? La búsqueda del nuevo CEO se convierte en un espejo distorsionado de sus deseos y temores más profundos.

La trama se desarrolla con un ritmo frenético, enmarcada por un suspense creciente y escenas cargadas de tensión que mantienen al espectador al borde de su asiento. Este entorno hostil revela las verdaderas personalidades de los implicados, mientras que cada decisión puede significar la diferencia entre la vida y la muerte en una competencia a la que nunca se pensaron deberían enfrentarse.

Dicha lucha por la supervivencia se transforma en un comentario agudo sobre los excesos del mundo corporativo y las sombras que acechan el ansia de poder. En último término, cada ejecutivo debe decidir qué están dispuestos a sacrificar en su búsqueda de éxito.