In Vitro

En un huerto subterráneo en Belén, décadas después de un ecodisastro sobrenatural que arrasó el planeta, dos científicos se encuentran en un ambiente donde la melancolía y la esperanza coexisten en un frágil equilibrio. Este espacio, que en otro tiempo fue un símbolo de abundancia y vida, ahora se ha convertido en un refugio sombrío donde el eco de las risas infantiles se ha desvanecido, dejado atrás por el desarraigo y la pérdida que marcan la vida de estos personajes.

Los protagonistas, Ana y David, han dedicado sus vidas a la investigación de un ecosistema que parece haber sido privé de su esencia. Ambos han experimentado el exilio en sus propias pieles—no sólo de sus tierras natales, sino también de un mundo que ha cambiado irrevocablemente debido a los efectos devastadores del cataclismo. A medida que conversan, sus diálogos se convierten en una exploración profunda de temas universales: la nostalgia por un pasado que ya no volverá, el duelo por seres queridos que se han perdido en el caos y la búsqueda de un significado en un futuro incierto.

Mientras el mundo afuera es inhóspito y devastado, el huerto funciona como una especie de santuario. Este lugar, lleno de arboles retorcidos y plantas que se esfuerzan por sobrevivir, sirve como metáfora de la lucha humana por adaptación y resistencia. Ana, con su espíritu tenaz, representa la búsqueda constante de la esperanza; su deseo de restaurar lo que se ha perdido la impulsa a investigar métodos de cultivo alternativos. David, en cambio, encarna un enfoque más pragmático y pesimista, cuestionando si vale la pena atarse a un pasado que parece inalcanzable.

A medida que se desarrolla la historia, se desvelan secretos sobre sus vidas previas y enfrentan la cruda realidad de la existencia en un mundo que ha olvidado cómo cuidar de su propio ecosistema. Juntos, deben enfrentar su dolor y encontrar respuestas que les permitan reconciliar sus recuerdos con la dura realidad del presente. La película propone una reflexión profunda sobre el impacto del tiempo, el dolor de la pérdida y la necesidad de reconstrucción, no solo del medio ambiente, sino también de la conexión humana.

Así, en este inusual entorno, Ana y David se convierten en símbolos de la lucha por la redención, buscando no solo salvar su mundo, sino también encontrar consuelo en su propia humanidad.