Evilenko

En la turbulenta Kyiv de 1984, un profesor de historia, Andrej Romanovic Evilenko, enfrenta el desprecio de la sociedad tras ser despedido de su trabajo por un acto pedófilo cometido contra uno de sus alumnos. Este acontecimiento marca el inicio de un descenso a los abismos de la locura y la brutalidad. Evilenko, incapaz de lidiar con su propia pérdida de honor y desesperación, se convierte en un monstruo despiadado, dejando tras de sí una estela de horror que involucrará a niños y jóvenes, quienes se convertirán en sus trágicas víctimas.

A partir de esa fecha fatídica, Evilenko desliza su manto de oscuridad sobre la ciudad, comenzando una serie de crímenes que estremecen a la nación. La violencia se intensifica cuando, tras abusar de sus jóvenes víctimas, se revela una atrocidad aún mayor: desmiembre sus cuerpos y consume partes de ellos en un acto de cannibalismo que refleja no solo su desenfrenada sed de sangre, sino una rabia inexplicable contra una sociedad que lo rechazó. La inexplicabilidad de sus acciones enfrenta a la comunidad con la pregunta sobre hasta dónde puede llegar la naturaleza humana cuando es empujada al límite.

Por otro lado, el magistrado Vadim Timurouvic Lesiev, un hombre de familia y devoto a su deber, se convierte en el rostro de la justicia frente a esta serie de asesinatos. La caza del asesino en serie se convierte en su obsesión, tomando un peaje emocional en su vida personal y profesional. Durante casi ocho años, Lesiev persiste en su misión, enfrentándose a la desesperación y al desánimo mientras las víctimas continúan cayendo bajo la mano de Evilenko. La urgencia de detener al criminal se intensifica a medida que la comunidad entra en pánico, temerosa de enviar a sus hijos a la escuela o al parque.

Finalmente, la captura de Evilenko representa un momento de alivio, aunque agridulce, para Kyiv y para Lesiev. Después de un juicio que revela los horrores de sus crímenes y la descomposición de su mente, se dictan sentencia en un tribunal. La historia culmina con la ejecución de Evilenko en 1994, marcando un cierre para los familiares de las víctimas que durante años han aguardado justicia. Sin embargo, este desenlace deja intactas las cicatrices en la comunidad y plantea cuestiones sobre la naturaleza del mal, la redención y la fragilidad de la condición humana.