La primera domingo

Dos delincuentes torpes descubren que no tienen ninguna posibilidad cuando intentan robarle a la iglesia local. En un pequeño pueblo donde las tradiciones son tan fuertes como los lazos comunitarios, estos dos personajes, Pablo y Miguel, naipes de la baraja del crimen, se ven impulsados por la desesperación y la falta de oportunidades. Atrapados en un ciclo de fracasos, su vida delictiva ha estado marcada por intentos fallidos y situaciones ridículas que los hacen parecer más tontos que verdaderos criminales.

La historia comienza con Pablo, un soñador que busca salir de su vida monótona, y Miguel, su mejor amigo, un tipo bien intencionado pero con una inteligencia cuestionable. Juntos, deciden que el robo a la iglesia será su camino a la libertad financiera. Sin embargo, subestiman la devoción de la comunidad y la astucia del sacerdote, don Ignacio, quien ha dedicado su vida a proteger no solo sus bienes, sino también los corazones de sus feligreses.

A medida que el plan de Pablo y Miguel se despliega, el público es testigo de una serie de cómicas desventuras. Desde malentendidos absurdos hasta encuentros inesperados con los parroquianos, cada intento de robar a la iglesia se convierte en un espectáculo de slapstick donde los dos amigos apenas logran mantenerse en pie. El humor se entrelaza con momentos de calidez, revelando que detrás de sus actitudes baladíes hay una necesidad genuina de pertenencia y aceptación en un mundo que les ha dado la espalda.

La primera noche de su intento de robo, ellos se infiltran en la iglesia durante una reunión de oración. Escuchan las súplicas de la comunidad y el desinterés de sus propios sueños, lo que provoca una crisis de conciencia en Pablo. Mientras Miguel sigue fiel a su idea original, Pablo comienza a cuestionar lo que realmente desean y lo que significa vivir en una comunidad unida por la fe. Esta bifurcación en sus caminos plantea preguntas sobre la redención y la verdadera naturaleza del crimen.

A medida que avanza la trama, la relación de Pablo y Miguel se convierte en el eje emocional de la película. Frente a la posibilidad de ser atrapados, los dos amigos tienen que decidir si seguir adelante con sus planes egoístas o dar un paso atrás para hacer lo correcto. La película no solo se convierte en una comedia de enredos, sino también en una reflexión sobre la amistad, la moralidad y la búsqueda de una vida con significado.

Los desastrosos intentos de estos dos criminales ineptos ponen de manifiesto la importancia de la comunidad y lo que realmente significa estar «en la misma iglesia». Al final, se dan cuenta de que robar no es el camino hacia el éxito sino hacia el fracaso y que, a menudo, lo que más se necesita es una segunda oportunidad y un poco de fe.