Adiós a la lengua

Un paralelismo silencioso y surrealista entre una pareja y un perro. La idea es sencilla: una mujer casada y un hombre soltero se encuentran por casualidad. Surge entre ellos un amor inesperado, pero también discusiones apasionadas que hacen que las manos vuelen. En medio de este torbellino emocional, un perro deambula entre la vida urbana y la tranquilidad del campo, simbolizando la confusión que envuelve a la pareja.

Con el pasar de las estaciones, el ciclo de la vida sigue su curso mientras el hombre y la mujer se reencuentran, atrapados en un ciclo de deseo y discordia. El perro, fiel pero distante, se convierte en un puente entre ellos, amalgamando sus mundos. Cada uno se encuentra parcialmente en el otro, en un juego de espejos que pone a prueba sus identidades y relaciones.

La historia toma un giro dramático cuando el exmarido de la mujer irrumpe en sus vidas, desatando una serie de eventos que destruyen lo que habían comenzado a construir. La tensión aumenta, y la fragilidad de sus vínculos humanos se vuelve evidente. A partir de aquí, una segunda película se inicia: es un ciclo que se repite, una espiral del mismo relato, pero con la esencia alterada. Aunque los personajes enfrentan los mismos conflictos, el mundo que los rodea ha cambiado, llevándolos a nuevos horizontes y a un examen más profundo de su existencia.

El filme ofrece una exploración conmovedora y simbólica que va más allá de la narración convencional; se convierte en una metáfora sobre el amor, la soledad y la búsqueda de identidad en medio del caos. Los ladridos del perro se entrelazan con los llantos de un bebé, creando un collage de emociones que refleja la complejidad de las relaciones humanas. Este relato no solo se centra en la conexión entre las personas, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestra propia humanidad en un universo donde lo animal y lo humano se entrelazan en un continuo diálogo.

La narrativa visual es a la vez minimalista y rica, capturando la esencia de lo cotidiano mientras se despliega una historia de amor que es desgarradora y hermosa. Al final, el espectador es dejado con una sensación agridulce, cuestionando las dinámicas del amor y la pérdida, y lo que realmente significa formar parte de un trío, donde todos están interconectados, pero a la vez, profundamente distantes.