Greenberg

Roger está atravesando una crisis de mediana edad. A sus 40 años, este carpintero solitario se siente atrapado en una vida monótona, sin una dirección clara y sin la capacidad de conducir. A medida que se enfrenta a la realidad de su vida, su hermano le ofrece una oportunidad: cuidar su casa en Los Ángeles durante unas semanas. Esta experiencia podría ser el catalizador que Roger necesita para dar un giro a su vida.

Al llegar a LA, la ciudad de las estrellas, Roger se siente emocionado pero también abrumado por un mundo que parece avanzado y lleno de oportunidades. Sin embargo, sus intentos de reencontrarse con su antigua banda, de la que fue un miembro querido, no resultan como esperaba. La nostalgia y la frustración lo golpean cuando se da cuenta de que su pasado musical, sus sueños de éxito, se han desvanecido en el tiempo. Cada reunión con sus excompañeros de banda solo resulta más decepcionante que la anterior, dejándolo con un profundo sentido de pérdida.

En medio de esta tormenta emocional, Roger conoce a Florence, la asistente de su hermano. Ella es dulce, carismática y llena de vida, contrastando con la desilusión que siente. A medida que pasan tiempo juntos, Roger comienza a abrirse a nuevas posibilidades. Florence le presenta un modo diferente de ver la vida, lleno de energía y creatividad. Su apoyo incondicional y su perspectiva positiva se convierten en una luz en la oscuridad de su crisis personal.

Con el paso de los días, Roger se sumerge en la jardinería, un nuevo pasatiempo que comienza a despertar su pasión por la creación, su sentido de la belleza y la posibilidad de un futuro diferente. A través de sus conversaciones con Florence, comienza a encontrar una nueva voz, lo que le hace cuestionar no solo su carrera, sino su lugar en el mundo. Juntos exploran la ciudad, desde pequeñas cafeterías hasta galerías de arte, y poco a poco, la conexión entre ellos se vuelve más profunda.

Sin embargo, el camino hacia una nueva vida nunca es sencillo. Roger debe enfrentarse a sus propios miedos, inseguridades y el peso de sus decisiones pasadas. La relación que surge entre él y Florence se convierte en una metáfora de crecimiento personal y la posibilidad de redención. Al final de su estadía en Los Ángeles, Roger no solo se está reconectando con su pasión por la música, sino que también está aprendiendo a amar y a permitirse ser amado, lo que transforma su vida de manera inesperada.