El mar

En 1999, Eun-joo, una talentosa actriz de doblaje, se prepara para dejar atrás su hogar, «Il Mare», una hermosa casa junto al mar. Antes de marcharse, decide dejar una tarjeta de Navidad en el mágico buzón de la casa, con la esperanza de que su nuevo propietario le reenvíe cualquier correo que llegue a su dirección. Sin que ella lo sepa, en 1997, Sung-hyun, un apasionado estudiante de arquitectura, está a punto de mudarse a «Il Mare». Al llegar, encuentra la tarjeta de Navidad que Eun-joo ha dejado atrás, lo que inicialmente le parece una broma.

Sung-hyun, confundido y curioso, le responde con una carta, recordándole que está en 1997, no en 1999. A medida que intercambian cartas a través del buzón mágico, lo que comenzó como un malentendido pronto se convierte en un vínculo inesperado que trasciende el tiempo. Ambos protagonistas, a pesar de no poder verse, empiezan a conocerse a través de sus palabras. La escritura se convierte en su refugio, compartiendo sueños, anhelos y secretos que les ayudan a lidiar con las soledades de sus respectivos mundos.

El desarrollo de sus caracteres es uno de los puntos más cautivadores de la historia. Eun-joo, sintiéndose atrapada en su carrera y en la rutina de su vida, encuentra en sus interacciones con Sung-hyun un rayo de luz y esperanza. Por su parte, Sung-hyun, un joven un tanto introvertido que lucha por encontrar su lugar en el mundo, revela su verdadera pasión por la arquitectura a medida que comparte sus perspectivas y aspiraciones con Eun-joo. A través de sus cartas, ambos muestran una madurez que va más allá de su edad, profundizando en temas de amor, soledad y el deseo de conexión humana.

A medida que sus vidas avanzan, también lo hacen sus sentimientos. Las estaciones cambian, y cada nueva carta marca momentos significativos en sus vidas, delineando el paso del tiempo no solo en sus calendarios, sino también en sus corazones. Este viaje de descubrimiento no se limita a su maravillosa amistad; también explora la forma en que el amor puede encontrarse en las circunstancias más inusuales y cómo las palabras pueden unir a las personas, a pesar de las barreras temporales. La historia se convierte en un emotivo recordatorio de que, aunque la vida a menudo nos separe, las conexiones profundas no conocen límites, y siempre hay esperanza en el acto de compartir nuestros pensamientos más íntimos.