Vamos a la cárcel

Cuando el plan de venganza de un criminal de carrera se ve frustrado por circunstancias inesperadas, decide sustituir a su víctima por su hijo, encerrándolo en prisión… y luego uniéndose a él. John Lyshitski, un joven que ha pasado más tiempo en prisión que fuera de ella a lo largo de su vida, acaba de ser liberado tras cumplir su tercera condena. En cada una de estas ocasiones, ha sido sentenciado por el juez Nelson Biederman III, lo que lleva a John a hacer de su misión destruir la vida del juez. Sin embargo, sus intentos de vengarse son infructuosos, así que se enfoca en su próximo objetivo: arruinar la vida de Nelson Biederman IV, el privilegiado hijo de treinta años del juez.

En esta nueva misión, John pronto se da cuenta de que no necesita hacer mucho, ya que hay otras personas que parecen querer acabar con Nelson IV. De este modo, el joven Biederman se enfrenta a una condena de tres a cinco años en prisión. Para alguien como él, que está mentalmente poco preparado para la vida tras las rejas, su encarcelamiento es el primer paso para que John logre lo que siempre ha deseado: ver sufrir a su enemigo. Aunque el encarcelamiento de Nelson IV ya debería ser suficiente para John, él quiere ser testigo directo de su tormento.

En un giro inesperado de los acontecimientos, John elabora un plan para ser arrestado y condenado por un delito menor, de modo que acabe en la misma prisión que el compañero de celda de Nelson IV. Su estrategia consiste en hacerse pasar por el amigo de Nelson IV, mientras al mismo tiempo socava su existencia a cada paso. John se infiltra en el sistema carcelario, utilizando sobornos para ganarse la lealtad de otros prisioneros y guardias. La crueldad de su plan es palpable, ya que John busca convertir la vida de Nelson IV en un infierno, manipulando situaciones y generando conflictos a su alrededor.

A medida que avanza la historia, lo que parece ser un control total por parte de John comienza a complicarse. Factores imprevistos y la dinámica entre los reclusos añaden capas a la narrativa, y lo que empezó como un deseo de venganza se convierte en un juego peligroso de poder y supervivencia. La tensión entre los personajes se intensifica mientras John se enfrenta a sus propios demonios, cuestionando hasta dónde está dispuesto a llegar para llevar a cabo su venganza. La trama se convierte no solo en una historia de retribución, sino también en una profunda exploración de las consecuencias de la violencia y la desesperación en un sistema penal implacable.