Conóceme en Venecia

Liza, interpretada por Roberta Petzoldt, se encuentra en el florecimiento de su vida. Enamorada y madre de un niño de tres años, parece tenerlo todo. Sin embargo, hay una parte de su pasado que ha quedado sin resolver: nunca conoció a su padre italiano, Mauro, interpretado por Beppe Costa. Cuando Liza tenía apenas tres años, él decidió abandonar la familia para seguir su pasión por la música, viajando por Europa sin mirar atrás.

Todo cambia cuando un día Liza recibe una carta inesperada de Mauro, que la invita a viajar a Venecia para conocerse. A pesar de las dudas y las emociones contradictorias que la inundan, decide emprender este viaje. Pero lo que comienza como un simple encuentro en Venecia rápidamente se convierte en una travesía musical que lleva a Liza mucho más lejos de lo que había imaginado.

El viaje de Liza con Mauro a lo largo de la ruta del Orient Express despliega una rica paleta de culturas y paisajes cautivadores. Desde la vibrante Ljubljana en Eslovenia, pasando por el antiguo Zagreb, hasta las agrestes tierras del norte de Serbia y la bucólica campiña de Bulgaria, cada destino trae consigo nuevas lecciones y revelaciones. La última parada de su odisea es la mágica ciudad de Estambul, un cruce de caminos donde sus colectivas historias comienza a entrelazarse de manera más profunda.

A medida que avanzan en su viaje, la relación entre Liza y Mauro evoluciona. Al principio hay tensiones marcadas y malentendidos, pero conforme pasan los días y comparten experiencias, comienza a florecer una conexión genuina. Lo que inicialmente parecía ser un encuentro lleno de reticencias se transforma en una celebración de la vida, la música y la herencia que comparten. A través de conversaciones cargadas de significado y momentos compartidos, ambos descubren cuánto se parecen en su esencia, enfrentando los fantasmas del pasado y fortaleciendo los lazos de familia.

Al finalizar su viaje, Liza se encuentra en los Países Bajos, reflexionando sobre la valía de esta experiencia con su padre. La travesía no solo le ha permitido conocer a Mauro, sino también descubrir partes de sí misma que había mantenido ocultas. Decide capturar en imágenes sus vivencias, con la esperanza de que, en el futuro, su hijo comprenda las decisiones que tomó y el impacto que sus raíces familiares han tenido en su vida. La producción de San Fu Maltha ofrece un relato emotivo que destaca la importancia de la conexión familiar, la búsqueda de identidad y la magia que envuelve a la música y los viajes.