Sabor de la cereza

Un hombre iraní conduce su coche en busca de alguien que le entierre en silencio bajo un cerezo después de que cometa suicidio.

El señor Badii, un hombre de mediana edad, está decidido a poner fin a su vida y, en su desesperada búsqueda de un acompañante que le ayude en su trágica misión, ha comenzado a cavar su propia tumba en las montañas. Aunque el desánimo lo rodea, su determinación es inquebrantable, lo que lo lleva a acercarse a diversas personas en su camino. Pregunta a un soldado kurdo y a un seminarista afgano, pero cada uno de ellos se niega por razones que revelan las complejidades y tragedias de sus propias vidas.

La historia se desarrolla en un tono sombrío y reflexivo, mostrando la lucha personal de Badii contra la soledad y sus pensamientos oscuros. Se presenta como un personaje herido, preocupado por el sufrimiento que ha acumulado a lo largo de su vida, intentando encontrar sentido y consuelo en su trágica decisión. La naturaleza se convierte en un refugio para él, ya que el paisaje montañoso refleja tanto la dureza como la belleza de su existencia.

Finalmente, Badii encuentra un inesperado aliado en un viejo taxidermista turco, un personaje también marcado por sus propios fracasos y sufrimientos. Este hombre, que ha enfrentado la tristeza de tener un hijo enfermo y que ha intentado quitarse la vida en el pasado, entiende el dolor de Badii. Su relación se convierte en una especie de pacto entre dos almas perdidas que, a pesar de la desesperanza, logran conectarse a través de sus historias de vida. A medida que el viejo taxidermista se involucra, la historia se vuelve un viaje de autodescubrimiento e introspección, donde cada discusión revela las profundas dudas y miedos sobre la vida y la muerte.

En la trama, se abordan temas universales como la búsqueda de la paz interior, la conexión humana en momentos de crisis y la lucha contra la desolación. A medida que se desarrolla su viaje, se hace evidente que, a través de su relación, ambos hombres están destinados a confrontar no solo sus propios demonios, sino también a encontrar una chispa de esperanza en medio de la oscuridad. Así, la búsqueda de Badii para encontrar a alguien que lo entierre se convierte en una reflexión sobre la vida, el sufrimiento y la posibilidad de redención.