El último invierno

Enviado a evaluar el impacto ambiental de la perforación de petróleo en el Ártico, James Hoffman se enfrenta al jefe del equipo de perforación, quien está decidido a terminar el trabajo sin importar las consecuencias. La corporación petrolera estadounidense North Corporation ha comenzado a construir un camino de hielo para explorar el remoto Refugio Nacional de Vida Silvestre en el Norte del Ártico, en busca de petróleo. Mientras tanto, un grupo de ambientalistas independientes, en colaboración con el líder de la base, Ed Pollack, logra llegar a un acuerdo con el gobierno, que aprueba los procedimientos y reportes necesarios para la operación.

A medida que avanza la misión, las tensiones entre los ambientalistas y el equipo de perforación comienzan a aumentar, reflejando el contraste entre el desarrollo industrial y la preservación del medio ambiente. La situación se torna más grave cuando uno de los miembros del equipo es encontrado muerto, desnudo en la nieve. James Hoffman, con formación científica y una fuerte convicción por la protección del medio ambiente, comienza a sospechar que podrían haberse liberado gases tóxicos del sitio de perforación. Asegura que esto podría haber provocado alucinaciones y locura entre el grupo, siendo los primeros signos de una crisis potencialmente devastadora.

Después de un segundo incidente fatal, James se da cuenta de que la situación es más crítica de lo que imaginaban. Decide convencer a Ed Pollack para que lo acompañe junto al resto del equipo a un hospital, buscando exámenes médicos que podrían explicar los extraños comportamientos y la serie de muertes. Sin embargo, la presión y la paranoia aumentan en el campamento, y la atmósfera de desconfianza se hace palpable. Al borde del colapso, los miembros del equipo no solo luchan contra la adversidad del clima ártico, sino que también deben enfrentarse a sus propios demonios internos.

Mientras se desentrañan los misterios del campamento, la historia se convierte en una reflexión sobre los límites de la ambición humana frente a la naturaleza, cuestionando la ética de la explotación de recursos naturales y el costo que esto puede tener no solo para el medio ambiente, sino también para el bienestar de las personas involucradas en la operación. Con giros inesperados y una creciente sensación de fatalidad, la película mantiene a los espectadores al borde de sus asientos, revelando cómo la coexistencia entre el desarrollo industrial y la protección ambiental es más compleja de lo que parece.