La langosta

En un futuro distópico, la soltería es considerada un crimen en las estrictas leyes de La Ciudad. Los solteros son arrestados y llevados a un ominoso hotel, donde se ven obligados a encontrar una pareja romántica en un plazo de 45 días. Si no logran hacerlo, el castigo es severo: son transformados en bestias y enviados al bosque, un lugar inhóspito y aterrador.

La historia sigue a David, un hombre atrapado en este sistema opresivo, quien asiste al hotel tras la reciente ruptura con su pareja. En este inquietante entorno, donde el amor parece un juego de supervivencia, David se enfrenta a la presión de encontrar a alguien que coincida con sus intereses y personalidad, mientras lidia con la angustia de la transformación inminente.

Entre los habitantes del hotel, cada uno con sus peculiaridades y estrategias de seducción, conocemos a Rachel, una mujer decidida que acaba de llegar a este lugar. A medida que ambos cruzan caminos, se desarrolla una conexión genuina, enfrentando juntos los absurdos del sistema. En medio de la superficialidad y las continuas manipulaciones del lugar, David y Rachel comienzan a cuestionar los valores en los que han sido criados, explorando la autenticidad de sus sentimientos.

El hotel se convierte en un microcosmos de la sociedad moderna, donde las relaciones están mediadas por férreas reglas y el tiempo se convierte en un enemigo. La desesperación da paso a la esperanza cuando David y Rachel deciden desafiar las normas del lugar, intentando rebelarse contra el destino que los acecha. Juntos, contemplan la posibilidad de escapar a un mundo que no limita su humanidad a una mera búsqueda de pareja.

A medida que avanza la trama, emergen temas de la soledad, la presión social y la naturaleza del amor auténtico, planteando preguntas sobre la identidad y la esencia del ser humano. En este escenario surrealista, la línea entre lo real y lo fantástico se difumina, llevando a los personajes y al espectador a reflexionar sobre lo que significa realmente amar y ser amado en un mundo que parece haber olvidado la calidez de la conexión humana.

Así, la historia se entrelaza con momentos de tensión, humor oscuro y una visión crítica de las relaciones modernas, mientras David y Rachel enfrentan los desafíos del hotel en una búsqueda desesperada por preservar su humanidad.