El tren de las 12:01

La obsesiva búsqueda de un fotógrafo por temas oscuros lo lleva a cruzarse con un asesino en serie que acecha a los viajeros nocturnos, aterrorizándolos y masacrando a sus víctimas de las maneras más atroces.

El fotógrafo Leon vive con su novia, Maya, quien trabaja como mesera y espera ansiosamente una oportunidad para entrar al mundo de la fotografía profesional. Su vida da un giro cuando Maya contacta a su amigo Jurgis, quien organiza una reunión entre Leon y Susan Hoff, una exitosa propietaria de una galería de arte. Susan examina el trabajo de Leon y le advierte que debe mejorar la calidad de sus fotos si desea prosperar en el competitivo mundo del arte. Este consejo queda grabado en la mente de Leon, generando en él una profunda frustración por su situación actual.

Desesperado por buscar inspiración, Leon decide salir una noche y vagar por las calles, cámara en mano, capturando la esencia de la vida urbana. Durante su recorrido, se encuentra con tres jóvenes punks en una estación de metro; a medida que la tensión aumenta, presenció cuando el grupo ataca a una joven. Sin pensarlo dos veces, Leon interviene y logra espantar a los agresores, únicamente para descubrir a la mañana siguiente que la mujer ha desaparecido misteriosamente. Pese a su intento por ayudar, la policía, representada por la detective Lynn Hadley, desestima su testimonio, lo que alimenta la frustración y el deseo de Leon por descubrir la verdad.

Consumido por la culpa y la inquietud, Leon se obsesiona con el destino de la desconocida y comienza a vigilar la estación de metro donde la vio por última vez. Con cada noche que pasa, su salud mental se deteriora, llevándolo a un oscuro estado de paranoia. Mientras tanto, se cruza con Mahogany, un elegante carnicero que comienza a despertar su sospecha. A medida que Leon profundiza en su investigación, se da cuenta de que Mahogany no es un simple carnicero, sino un depredador que acecha a su próxima víctima.

Lo que comenzó como un intento de capturar la verdad detrás de su experiencia se transforma en una angustiada búsqueda del horror que lo rodea, llevándolo a los límites de su cordura y planteando preguntas sobre la naturaleza de la obsesión, la violencia y el arte. Con cada fotografía que toma, la línea entre el observador y el participante se difumina, llevándolo a un desenlace que desafía su entera percepción del mundo. La combinación de suspenso y la exploración de la oscuridad humana prometen mantener a los espectadores al borde de sus asientos.