La carretera

En un mundo postapocalíptico y lleno de peligros, un padre enfermo lucha por defender a su hijo mientras emprenden un lento y arduo viaje hacia el mar. Han pasado varios años desde el cataclismo que devastó la Tierra, y lo que queda de la civilización vive bajo un cielo gris, donde la esperanza se desdibuja cada día. La vida se ha convertido en una lucha constante por la supervivencia en un paisaje árido y sombrío, donde la naturaleza misma parece haberse rendido.

El hombre y su hijo, que nació en la penumbra de este nuevo mundo, caminan hacia la costa con la esperanza de encontrar un refugio más hospitalario. El padre ha inculcado en su hijo la idea de que son «las buenas personas», las que aún conservan el fuego en sus corazones. Para ellos, esto significa que no caerán en la barbarie del canibalismo, ni se permitirán actuar como aquellos que han perdido su humanidad. Sin embargo, su camino está lleno de incertidumbre y peligro, ya que alimentos y combustible son tesoros escasos que todos desean.

A medida que avanzan, el padre enseña a su hijo a desconfiar de cada extraño que se cruzan en su camino. En un mundo donde la desesperación puede llevar a actos inimaginables, cada encuentro puede significar un desafío a su moralidad y la lucha por su propia existencia. El pequeño, a pesar de su corta edad, comienza a cuestionar lo que realmente significa ser «bueno» o «malo» en esta realidad distorsionada. A medida que su mente se abre a las grietas de la supervivencia, también comienza a entender las complejidades de la bondad en un mundo que se ha vuelto tan cruel.

En momentos de soledad y desesperación, el padre recuerda con nostalgia los días felices junto a su esposa, la madre del niño, antes del colapso de la sociedad. Las memorias de su risa y las pequeñas alegrías compartidas contrastan dolorosamente con la cruda realidad actual. También recuerda el sufrimiento y la tristeza que siguieron a la catástrofe, lo que lo lleva a reflexionar sobre su pérdida y el impacto que ha tenido en su vida y la de su hijo.

Este viaje no solo es físico, sino también emocional. En cada paso, mientras el horizonte se torna cada vez más gris, la relación entre padre e hijo se fortalece y se pone a prueba, explorando los límites del amor, la lealtad y la supervivencia en un mundo que ha olvidado lo que significa ser humano.